Diego Gaona es un chef reconocido por preparar recetas de nivel internacional y con un sabor distintivo, pero también por la manera de comunicar sus habilidades y pasiones gastronómicas. En una charla distendida en su cocina pudimos conocer algunos detalles de su vida, los momentos inspiradores que lo impulsaron en su carrera y algunos secretos que quedan por descubrir de su trabajo. Cada una de sus frases componen mensajes para concientizar sobre la alimentación y fomentar la salud a través de la prevención y los hábitos saludables.

En la cocina de DIEGO aplicamos VIDAKÉ y Paredes Interiores Ag+, nuestras pinturas antimicrobianas que permiten crear una asepsia total en las paredes. Una barrera protectora que elimina el 99.9% de virus y bacterias. PINTURAS AIKE está presente en la protección de los ambientes en los que se preparan comidas súper ricas, saludables y nutritivas.

 

– Se nota que disfrutás de ese espacio tan tuyo como es el de la cocina, ¿cuántas horas podés llegar a pasar en ella?
-Hace 14 años llegué por casualidad a este espacio, que era una casa familiar de unos italianos que durante la Segunda Guerra fueron prisioneros y soldaban los famosos tanques (Panzer) de los alemanes. Pudieron escapar de los nazis y terminaron armando un taller acá en Colegiales-Chacarita cuando era casi campo. La cocina la armé desde cero, con mucho esfuerzo, y con la ayuda incondicional de mis principales sponsors y amigos, como es la gente de pinturas AIKE. En la cocina no existe horario; sí se arranca a tal hora pero se termina cuando se termina… pueden ser 10, 12, 14, 16 horas.
-¿Cuándo decidiste que la gastronomía era tu vocación profesional y comunicativa?
-En realidad nunca tuve muy en claro qué iba a hacer de grande cuando me preguntaban qué iba a estudiar. Tengo muchas aptitudes para varias cosas y soy un desastre en muchas otras, entonces me dediqué a explotar lo que mejor me salía; por ejemplo, en el colegio no jugaba bien al fútbol, pero sí era el que hacía el asado para todos en campamentos, retiros, viajes, etc, entonces me “destacaba” por ahí y no en la cancha. Hasta tengo un “Diploma al mérito deportivo” que me dieron los Jesuitas y compañeros, pero por cocinar nomás, no por meter goles. Después junté mi carrera formal de Licenciado en Comunicación, mis años de teatro y mi mundo gastronómico para ser este “mix” que soy ahora, que puedo estar en el mismo lugar con chaqueta cocinando, o de invitado en ese mismo lugar con saco y corbata… Me divierto mucho.
-La higiene y la limpieza son puntos esenciales en la cocina, ¿qué ha cambiado en los últimos años en cuanto a la conciencia gastronómica?
-Cualquier enfermedad alimenticia es muy fácil de contraer, pero también es muy fácil evitarla. Si tenés los cuidados básicos y estás atento, es muy probable que no pase nada. Lo que sí no podés hacer es relajarte porque nunca pasó nada en años. Siempre hay que cuidar la limpieza, la desinfección, evitar la contaminación cruzada, la cocción y la cadena de frío, la manipulación, y demás cuestiones para minimizar cualquier riesgo. Con los años la gente está más informada, educada y la vara está mucho más alta para todos. Está claro, no puedo llegar a cocinarte a tu casa con la camioneta mugrienta y el uniforme chorreado y la barba crecida.
-Tu cocina y tus comidas tienen un gran reconocimiento, ¿más allá de los productos alimenticios de calidad en qué otros factores le agregás valor a tus preparaciones?
-Mi cocina en sí es muy sencilla. Nada raro. No soy mejor cocinero que nadie; hago algo que a mí me gusta comer y trato a la gente como quiero y exijo que me traten a mí, con respeto y honestidad. Vendo un todo, un concepto que implica muchas cosas: buena comida, buena atención, llegar a horario, dejar todo impecable, y que el cliente reciba siempre más de lo que esperaba, con una excelente relación precio-calidad. La idea es que el dueño de casa o de la empresa esté enfocado en su evento con sus invitados y no controlando qué hace o deja de hacer el catering. Hay muchas cosas en juego: confianza, seguridad, honestidad, etc.
-¿Qué salto de calidad le dan los productos antimicrobianos a tu cocina?
-Cada vez que alguien entra en mi espacio o me miran por TV, dicen “WOW” (sic), y esto tiene que ver con tener un estilo único. En sí, no es un lugar lujoso, pero tiene mucha onda, entonces ahí les cuento que era un taller de lavarropas y herrería, que lo fui armando poco a poco, que hice tal y cual cosa, hasta contarles que todas nuestras paredes están protegidas con una pintura especial que es antimicrobiana, antibacterial con nanotecología, y que así todos tenemos una mejor calidad de vida, con todos los cuidados, como en un quirófano: ellos, yo, en fin, todos estamos más protegidos, y se sorprenden aún más, y les genera mayor confianza y seguridad.
-Probaste nuestras pinturas antimicrobianas VIDAKÉ y Paredes Interiores Ag+, ¿qué te parecieron y qué plus te dan para llegar a un ambiente saludable y a la vez decorado?
-Tiene que ver con compartir con AIKE los valores y la visión sobre ese “plus” que siempre trato de dar. La búsqueda de ambientes sanos. No sólo el lugar queda bárbaro con los colores de la pintura, tiene una protección extra que me vincula afectiva y emocionalmente con la marca y el producto. Y eso no lo cambio por nada.